Pasaron más de dos horas, no podía creer que algo tan sencillo se
volviera una situación que más allá de ser complicada se había vuelto
imposible. Supongo que tengo que esperar un poco más, pensó mientras
miraba a una mujer que le pareció bastante atractiva. La verdad es que
ni tiempo tenía para fantasear, aunque eso no era tan cierto. ¿Quién
sabe cuánto tiempo más estaría ahí? Así que, de cierta forma, tenía todo
el tiempo del mundo para fantasear con esa rubia que claramente era más
alta que él, y no es que eso fuera importante, al menos en la fantasía
no sería importante. ¿O sí? En fin, sabía que tenía tiempo así que se
puso a fantasear con aquella rubia que caminaba lentamente por el
pasillo, ya se estaba alejando, pero su imaginación fue poderosa. Ella
giró repentinamente, y antes de entrar al elevador se percató de su
presencia y le sonrió, él como todo un hombre galante devolvió la
sonrisa sin hacer mucho esfuerzo. Ella caminó de regreso hasta donde él
estaba sentado y en un pequeño papel escribió su número telefónico,
entregándolo momentos después con un seductor beso. La rubia se fue, ya lo había hecho en la realidad y ahora lo hacía en la fantasía. Él permaneció sentado, se veía muy estúpido sosteniendo un papel imaginario mientras una ridícula sonrisa atravesaba su rostro.