Siguió caminando hasta el fondo del pasillo, llegó a la pared, dio media vuelta. Pasaron algunos segundos y se quedó pensando sin moverse, tal vez era el piso equivocado.
¿Estoy en el cuarto piso? Le preguntó a un vecino que había salido a investigar quién andaba husmeando afuera de su departamento de clase media acomodada que tanto trabajo le había costado pagar. Y después de una breve explicación de nuestro amigo (de unos 32 años, medio chaparro y no muy atractivo), (según fuentes no muy confiables), en la que le decía que simplemente estaba perdido, el señor; (de unos 65 años, gordo y calvo, muy feo), (según fuentes bastante confiables), le respondió que no estaba en el cuarto piso, sino en el quinto.
Se disculpó y caminó de regreso al elevador, el cual podría más bien pertenecer a un edificio de clase media no tan acomodada ya que los números eran poco visibles y parecía que en cualquier momento podría quedarse atorado, de ahí la confusión de nuestro amigo.
