(Y otras cosas que tienen poco o nada que ver con la ficción).

Por Antonio Postigo Meza.



miércoles, 31 de octubre de 2012

Mínimo Cuento V.

Pasaron más de dos horas, no podía creer que algo tan sencillo se volviera una situación que más allá de ser complicada se había vuelto imposible. Supongo que tengo que esperar un poco más, pensó mientras miraba a una mujer que le pareció bastante atractiva. La verdad es que ni tiempo tenía para fantasear, aunque eso no era tan cierto. ¿Quién sabe cuánto tiempo más estaría ahí? Así que, de cierta forma, tenía todo el tiempo del mundo para fantasear con esa rubia que claramente era más alta que él, y no es que eso fuera importante, al menos en la fantasía no sería importante. ¿O sí? En fin, sabía que tenía tiempo así que se puso a fantasear con aquella rubia que caminaba lentamente por el pasillo, ya se estaba alejando, pero su imaginación fue poderosa. Ella giró repentinamente, y antes de entrar al elevador se percató de su presencia y le sonrió, él como todo un hombre galante devolvió la sonrisa sin hacer mucho esfuerzo. Ella caminó de regreso hasta donde él estaba sentado y en un pequeño papel escribió su número telefónico, entregándolo momentos después con un seductor beso. La rubia se fue, ya lo había hecho en la realidad y ahora lo hacía en la fantasía. Él permaneció sentado, se veía muy estúpido sosteniendo un papel imaginario mientras una ridícula sonrisa atravesaba su rostro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario