(Y otras cosas que tienen poco o nada que ver con la ficción).

Por Antonio Postigo Meza.



lunes, 5 de noviembre de 2012

Mínimo Cuento VI. (La plaga).

Aquello que sentía era una plaga, le invadía el cuerpo y los sentidos. Pasó sus manos por su abdomen y soltó un breve suspiro, seguido de un pequeño susurro que pronto se convirtió en silencio. Todo era silencio, pero sus sentidos seguían recibiendo esas señales, su cuerpo no dejó de vibrar.
¿Tendrá esto un final? Se preguntó mientras la intensidad de aquella plaga se hizo mayor, comenzó a perder los sentidos. Primero la vista, el oído, el olfato, lo último fue el gusto, no podía sentir el sabor de su propia lengua dentro de su boca, pero el tacto continuaba ahí, no dejaba de sentir aquella plaga. Estaba completamente invadida, derrotada. El tacto se iba y regresaba momentos después para recordarle que lo que sentía era dolor. No podía ver, pero sus ojos continuaban abiertos, apuntando hacia la nada. Después, el tacto la abandonó por completo, la plaga le había quitado los sentidos. Un par de segundos más tarde, la plaga se llevó su consciencia, su espíritu y todo lo demás.

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